Entró en mi vida como un sueño donde no existía dueño, ni tiempo, ni lugar.
Ese sueño enano, fue gigante, necesitando a cada instante tenerlo cerca de mi.
No hay una flor que tenga un olor tan suave, respiro su aroma y lo siento dentro de mi. Baila descalzo, se desliza en el aire, colorea mi espacio con caricias que le dí.
Y ahora soy una vagabunda en las calles de su amor, viviendo en las aceras de su corazón; y me arropo entre cartones, en un mar de callejones, visto harapos de ilusiones. Y los besos que le sobran... Es la limosna que me da.
Miseria, amor cambié miseria; por aquellas cosas bellas que te dí
Amor que quiere amar a su manera; si, no deja que le quieran, no puede ser.
Dibujo su cuerpo con el vaho de mi aliento, tras el cristal ella vuelve a desaparecer.
Y ahora mi niña te deshaces en silencio la noche está fria, esperemos el amanecer.
Y ahora soy una vagabunda en las calles de su amor, viviendo en las aceras de su corazón; y me arropo entre cartones, en un mar de callejones, visto harapos de ilusiones. Y los besos que le sobran... Es la limosna que me da.
& los besos que le sobran es la limosna que me da.
Te entiendo perfectamente, cuantas veces me he sentido sola en una relación que se supone que es de dos.
ResponderEliminar